© archivo del escritor
Una de las lecturas que más me sorprendieron el año pasado, sin duda, fue Cava dos fosas de Félix García Hernán (Madrid, 1955). Una novela negra, con ritmo de thriller en algunos momentos, que nos situaba en dos espacios temporales distintos: el presente y la época de la transición. El autor supo plasmar la dificultad de ese traspaso de poder: eliminar de sus puestos dominantes a los adeptos del franquismo no fue cosa de un día ni de dos y así nos lo muestra en su novela. Pero también tiene lugar una historia de venganza que mantendrá al lector en tensión hasta la última página.
Profesionalmente, Félix García Hernán ha estado vinculado al sector hotelero toda su vida. No fue hasta hace unos cinco años que comenzó su andadura literaria. Hasta el momento han sido cuatro las novelas que ha publicado. Hoy conversamos con Félix, que amablemente se ha prestado a responder unas preguntas para conocer un poco más a este autor que tiene muchas historias que contarnos.
Marta Pérez. Toda su vida laboral está ligada al sector hotelero. ¿Cómo ha sido dar el salto de este ámbito al literario?
Félix García Hernán. Desde muy niño he sido un lector compulsivo, pero la verdad es que no había escrito nada antes. De hecho, me costaba trabajo hasta redactar los informes que mi profesión requería. Pero siempre me he tenido por un soñador, con historias que revoloteaban en mi cabeza y que no me atrevía a plasmar en papel. Entre otras cosas, por falta de tiempo. La hostelería es una profesión muy sacrificada, que implica una dedicación total.
M. P. Así como en el mundo hotelero empezó desde el escalafón más bajo, siendo botones, hasta llegar a lo más alto dirigiendo grandes hoteles en Madrid, en la literatura parece que ha seguido los mismos pasos: empezó autopublicando su primera novela, Tras el telón para acabar publicando la cuarta con Alrevés Editorial, una de las más prestigiosas en el género noir. ¿Se ha fijado alguna meta?
F. G. H. No puedo negar que estoy encantado de como se está desarrollando esta nueva aventura literaria, pero terminar una novela me sigue pareciendo un milagro. Me niego a planificar a futuro. No quiero ir condicionado por ello. Además, no hay mejor meta que recibir la aprobación de tus lectores.
M. P. En 2014 publicaba Tras el telón, su ópera prima. ¿Hubo algún hecho en concreto que le llevara a ponerse a escribir justo en ese momento?
F. G. H. Como comentaba antes, la falta de tiempo me impedía plantearme escribir. Pero hace unos años reestructuré mi labor en la profesión, pasando de dirigir a ser consultor de cadenas y propietarios de hoteles. Esto me permitió sentarme al ordenador y escribir una historia de ópera (mi gran afición) que llevaba tiempo rondándome la cabeza.
M. P. Cava dos fosas está ambientada en dos épocas: el presente y durante la etapa de la transición. ¿Considera que era necesario hablar de ese periodo?
F. G. H. Necesitaba explicar tanto a mis lectores como a mi mismo de dónde procedía Javier Gallardo. Por su edad, empezó en la policía durante la transición. Además, esta es una etapa de nuestra historia que, aunque cercana, es muy desconocida. Creo que entre todos los que la vivimos tendríamos que explicar a los jóvenes que pasó de verdad en ese periodo. Se ha creado mucha leyenda y no siempre próxima a la verdad. Por supuesto que es imperfecta, pero no olvidemos que la actual Constitución nos ha permitido convivir en armonía a los españoles durante cuarenta años. Ni el que se encerraron para redactarla en un parador de Gredos personas de tan diferente ideología que algunos venían de la cárcel o del exilio y otros del “ordeno y mando”. Y, aun así, lograron ponerse de acuerdo, dándonos un ejemplo de consenso.
M. P. En la parte dedicada al pasado nos va dejando detalles y datos que nos llevan a pensar que el proceso de la transición no fue tan fácil como nos puede parecer desde la distancia. ¿Cómo llevó a cabo la labor de documentación?
F. G. H. Son unos años de mi vida que los tengo muy presentes y que viví con especial intensidad, pero, efectivamente tuve que realizar una ardua labor de campo para no confundir fechas, hechos, etc. Siempre intento ser muy veraz en los datos que aporto.
M. P. Esta narración a dos tiempos, ¿le resultó un reto como escritor?
F. G. H. Me preocupaba mucho que el lector se pudiera perder en el relato. Es por eso por lo que para las dos líneas temporales utilicé tiempos verbales diferentes, y además en cada capítulo doy una pequeña pista de en qué época nos encontramos. Quedé muy contento con el resultado. Al final, las dos líneas terminan uniéndose.
Gracias al sacrificio de mujeres adelantadas a su tiempo como ella, hoy la igualdad de género, aunque imperfecta, está a mucha distancia de épocas pasadas.
M. P. Sin duda el personaje estrella es Javier Gallardo, habitual en sus novelas. ¿Qué nos puede contar sobre él?
F. G. H. Javier es el prototipo de policía actual. Culto, demócrata y enamorado de su trabajo. Nada que ver con la imagen antediluviana que tenemos de épocas pasadas. Quizá esas características son las que le hacen sufrir en una profesión, en la que para pillar a los “malos” tiene que estar de continúo bordeando el límite oscuro de la ley. Por supuesto no he podido evitar al dibujar el personaje el dotarle de algunos de los hobbies que mejor conozco.
M. P. En una novela mayoritariamente masculina, Carmen Núñez-Quiroga brilla con luz propia, una mujer fuerte, adelantada a su época. ¿Cómo surgió este personaje? ¿Tenía a alguien en mente?
F. G. H. Me encanta esta pregunta, ya que adoro a Carmen. Raro es el hombre, o la mujer, que no ha soñado alguna vez con alguna Carmen. En un relato tan masculino quise dar a Carmen el mayor protagonismo. Gracias al sacrificio de mujeres adelantadas a su tiempo como ella, hoy la igualdad de género, aunque imperfecta, está a mucha distancia de épocas pasadas.
M. P. Cuando hice la reseña de Cava dos fosas utilicé como subtítulo «La venganza se sirve en plato frío» y usted me confesó que fue una de las opciones que barajó como título de la novela. ¿Cómo fue el proceso de elegir el título?
F. G. H. Sí, recuerdo que me llamó la atención cuando lo leí. En efecto, al principio “En plato frío” era el título elegido, pero lo deseché por ser demasiado explícito. Fue la escritora Mercedes Castro, con quien trabajé en la edición de la novela la que me lo sugirió, y la verdad es que estamos encantados con él. La elección del título de las novelas es, al menos para mí, una de las partes más complicadas. De hecho, siempre lo dejo para el final.
M. P. Me atrevo a pensar que trabajar en el sector hotelero puede generar anécdotas para llenar páginas y páginas de un libro. ¿Hay algo de su experiencia en ese campo que haya podido incluir en sus novelas?
F. G. H. Aunque he sido muy remiso a la hora de escribir sobre hoteles, me sentí moralmente obligado a hacerlo en alguna de mis novelas. No puedo olvidar que, sobre todo, soy hotelero. Por ello mi segunda novela, Delfines de plata se desarrolla íntegramente en un hotel.
M. P. ¿Cómo se organiza a la hora de escribir?
F. G. H. Soy un poco anárquico. No uso escaleta. Una vez diseñado el escenario, lo más complejo para mí, la historia va fluyendo sola. Tengo una ligera y brumosa idea del argumento, pero no sé cómo finalizará. De hecho, creo que la mejor manera de que los lectores no adivinen el final es que el autor tampoco lo sepa.
M. P. Todo escritor es a su vez un gran lector; en su caso, ¿cuáles son aquellos escritores que le han marcado, tanto clásicos como contemporáneos?
F. G. H. Clásicos, Víctor Hugo por encima de todos. Una de las mejores experiencias que te puede proporcionar la vida es leer Los miserables cuando tienes quince años. Ya nunca serás el mismo. Imposible olvidar a Miguel Delibes y Vázquez Montalbán. Contemporáneos, me quedo con Jordi Sierra y Enrique Llamas en el panorama nacional y Niklas Natt Och Dag en los extranjeros.
M. P. En estos momentos, ¿qué libro o libros está leyendo?
F. G. H. El ángel de Múnich de Fabiano Massini.
M. P. Pastores del mal verá la luz próximamente, ¿nos puede adelantar algún detalle: fecha, argumento…?
F. G. H. Se va a publicar muy pronto, en mayo y de nuevo con Alrevés Editorial. Estoy muy feliz de trabajar con ellos. Su director, Gori Dolz es una persona muy próxima con sus autores, y además dotado con una gran intuición. Sus consejos siempre sirven para mejorar las novelas. Respecto al argumento… presumo de la inteligencia de mis lectores, que les hará adivinar, a través del título, por dónde van los tiros esta vez.
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