Inauguramos sección de entrevistas con un invitado de altura; y no solo lo digo por sus dos metros de estatura, sino por su calidad humana y la de su primera novela publicada: Las aristas de la muerte, un thriller explosivo con grandes dosis de intriga, tensión, violencia y por qué no, también ternura y romanticismo. Hoy, Aitor Castrillo ha tenido la amabilidad de concedernos parte de su tiempo para contarnos algunas curiosidades sobre sus aristas.
Marta Pérez. Empecemos por una pregunta simple pero obligada: ¿cómo surgió la idea de escribir Las artistas de la muerte?
Aitor Castrillo. La novela nació de un cúmulo de circunstancias… Soy lector desde siempre, se acercaba la temida “crisis de los cuarenta”, me apetecía emprender un proyecto personal diferente y un buen día una idea se me instaló de forma permanente en la cabeza… ¿y si escribo un libro?
M. P. La novela es un thriller donde la violencia está muy presente pero también tiene una parte tierna, casi romántica. ¿Fue difícil hacer que ambos extremos encajaran tan bien?
A. C. Enseguida supe que la historia iba a tener ambas partes porque como lector me encantan los thrillers potentes que me tienen en tensión pegado a sus páginas y como persona creo firmemente en el amor de pareja, en el familiar, en el amor a la vida…
A la hora de combinarlas tuve muchas dudas sobre cómo hacerlo, pero finalmente aposté por arriesgar tratando de que fuera una historia intensa en ambas facetas.
M. P. Podríamos decir que estamos ante una historia ligera, dinámica, pero de vez en cuando nos encontramos con joyas como esta: «Para llegar a ser feliz, necesitas SER. Ser va delante de feliz porque es condición indispensable». Frases que dejan sin palabras a los lectores.
A. C. Muchas gracias por tus palabras. Lo que escribo podrá gustar mucho, poco o nada, pero creo con ganas en el contenido de muchas de esas frases. Hace 18 años falleció mi madre y desde entonces veo la vida de otro modo. Relativizo, agradezco, casi nunca me enfado, valoro infinito los pequeños momentos cotidianos y disfruto cada día como si fuera a ser el último.
M. P. Es curioso que un aficionado al básquet utilice el fútbol como uno de los pilares de su novela. ¿Qué ventajas te ofrecía este deporte respecto al baloncesto?
A. C. Soy muy aficionado y jugué al baloncesto hasta los 35 años, pero desde el principio tuve claro que uno de los protagonistas iba a ser un futbolista en el ocaso de su carrera. No te sabría decir el motivo, pero el futbolista, la abogada, la parejita de enamorados, el ladrón y el camarero estuvieron presentes desde que comenzó a gestarse la idea de las aristas.
M. P. Siguiendo con el tema: 90 capítulos, 90 minutos: la duración de un partido. Esto, ¿no es casualidad?
¡Verdad! Me gustan los capítulos cortos. Leo mucho de noche y me ha pasado mil veces (y me sigue pasando) que pienso «venga, Aitor… que ya es muy tarde, un capítulo más y lo dejo» y al final capítulo corto a capítulo corto… apago la luz una hora más tarde y por la mañana voy al trabajo con ojeras.
Sobre la correspondencia 90-90, planifiqué la duración de la novela en torno a las 100.000 palabras, por lo que 90 capítulos cortos de unas 1100 palabras cada uno podrían cuadrar bien.
Relacioné los 90 capítulos con los minutos de un partido de fútbol, los puse en modo decreciente para simular una cuenta atrás y para cuando me quise dar cuenta ya tenía armada la estructura literario-futbolera.
M. P. Cada capítulo empieza con una sentencia del entrenador Norman. ¿Cómo se te ocurrió esta brillante idea?
A. C. Pensé que las enseñanzas y frases de motivación del entrenador Norman ubicadas en la cabecera de los capítulos podrían funcionar como antesala de lo que en ellos va a suceder. Me alegro mucho de que la idea os haya gustado.
M. P. Otro de los ingredientes de Las aristas de la muerte es la continua referencia o guiños a películas, libros, escritores… Tenemos incluso al malo de la historia que dice que «cuando no está matando, está leyendo». ¿Querías rendir muchos homenajes?
A. C. ¡Sííí! Y de haber podido hubiera rendido aún más homenajes porque amo los libros, las películas… y las historias, independientemente del formato en el que estén contadas. Pelis y novelas me han acompañado mucho desde que tengo uso de razón y siento que siempre estaré en deuda con ellas.
«Creo en el trabajo, en mejorar y en tratar de ofrecer nuestra mejor versión»
M. P. Eres una persona con un trabajo de lunes a viernes, padre de familia y tienes otros hobbies, ¿cuánto tiempo tardaste en terminar Las artistas de la muerte? Y, ¿cómo te organizas para sacar tiempo para escribir?
A. C. Mi mujer estaba embarazada de nuestro segundo hijo y salíamos de cuentas en octubre por lo que tuve seis meses para escribir el primer borrador ya que después iba a contar con bastante menos tiempo. Así que me ponía a escribir todas las noches, casi de forma compulsiva, en cuanto mi hijo mayor se quedaba dormido. Después, el proceso de modificarlo, corregirlo, buscar editorial, volver a cambiar cosas, corregirlo de nuevo… se alargó un año más. En total podríamos decir que tardé un año y medio.
M. P. Según tu opinión, ¿un escritor nace o se hace?
A. C. A este tipo de preguntas me gusta responder que se hace porque creo en el trabajo, en mejorar y en tratar de ofrecer nuestra mejor versión. Alguna vez he puesto el ejemplo de que si un día se me cruzase el cable y dijese que quiero ser jinete, estaría claro que como no tengo talento para ello y además mido dos metros… nunca jamás podría ganar una carrera de caballos. Pero con esfuerzo y metiendo muchas horas quién sabe si podría llegar a convertirme en el mejor jinete de dos metros. Así que me quedo con la respuesta de que el escritor se hace leyendo mucho (y escribiendo).
M. P. Como lector, ¿cuál es tu género preferido y tus autores de cabecera?
A. C. Leo todo tipo de novelas, pero reconozco que mis géneros preferidos a los que vuelvo una y otra vez son el thriller y la novela negra.
En la presentación de Las aristas de la muerte me preguntaron por mis autores favoritos y entre otros cité a Mikel Santiago, Gómez-Jurado, Joël Dicker…, a esos nombres quiero añadir a tod@s l@s que me acompañaron en los directos que hice el año pasado en Instagram: Santiago Díaz, Javier Peña, Arantza Portabales, Lorena Franco, Eloy Moreno, Paloma Sánchez-Garnica, Greta Alonso, Fernando Gamboa, María de la Pau Janer, David Orange, Miguel Conde-Lobato, Mario de la Rosa, Susana Martín Gijón, Noelia Lorenzo Pino, Marta Robles, Manuel Ríos San Martín, Toni Hill… ¡Son muy grandes! Por último, no me quiero olvidar de l@s “escriamig@s” que llegaron a mi vida para quedarse. Vosotr@s ya sabéis quiénes sois.
M. P. ¿Cuándo volveremos a leer algo de Aitor Castrillo?
A. C. Quiero volver a escribir, pero no me pongo plazos porque ahora mismo soy feliz leyendo mucho (nueve libros el mes pasado). También es cierto que reseñas tan maravillosas como la que habéis escrito Mariki y tú en esta misma web provocan que las ganas de volver a ponerme delante del teclado se multipliquen.
¡Muchísimas gracias por este ratito tan genial, Marta! Se nota todo el cariño y dedicación que estás poniendo en este blog… ¡Te deseo lo mejor!
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¡Muchas gracias a ti! Por este ratito de conversación y por los malos buenos ratos que he pasado con tus aristas. Un abrazo
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