La casa de la noche – Jo Nesbø

Uno de mis escritores favoritos, en cuanto a thriller policíaco se refiere, es el noruego Jo Nesbø. Su serie protagonizada por el policía Harry Hole ocupa un lugar muy, muy alto en mi top e incluso con sus otras obras fuera de esa serie ha conseguido conquistarme y convencerme. Pero para todo hay una primera vez, y su último trabajo, La casa de la noche, una especie de novela de terror juvenil, no ha cumplido mis expectativas. He sentido durante toda la lectura una ambivalencia de sentimientos; por un lado, lo que me contaba me sonaba demasiado surrealista como para conseguir meterme en la historia, a la vez que lo veía demasiado predecible.

Dicho esto, también tengo que decir que, a pesar de no estar disfrutando al máximo de la propuesta, ha conseguido engancharme y captar mi atención lo suficiente para querer seguir leyendo.

Richard Elauved tiene un trágico pasado a sus espaldas y, tras el fallecimiento de sus padres, pasa de vivir en la gran ciudad al pueblo donde viven sus padres de acogida. Un lugar que le resulta demasiado aburrido y no duda en hacer todas las gamberradas que se le ocurren para poner un poco de chispa a sus días. En una de esas aventuras es testigo de cómo el teléfono de una cabina se traga a uno de sus pocos amigos. Obviamente, nadie le cree. Pero él se mantiene firme en su palabra y comienza a investigar por su cuenta.

La casa de la noche está dividida en tres partes perfectamente diferenciadas y completamente distintas entre sí. En las dos primeras nos embarcamos en dos aventuras con tintes muy fantásticos en las que el autor juega con el lector y el concepto de la metaliteratura, o sea, una historia dentro de otra historia. Siendo en la tercera donde encontramos respuestas a todo lo anterior, aunque gracias a algunas pistas muy claras, ya se iba intuyendo un poco hacia dónde iban los tiros.

La verdad es que no sé qué es lo que me ha fallado en la novela para que este argumento, que me parece muy correcto para cualquier historia de este género, en esta ocasión me chirriara. Puede que uno de los motivos sea que no he conseguido empatizar lo más mínimo con Richard. Y, teniendo en cuenta que nos encontramos con una narración escrita en primera persona por él, todo lo que sabíamos e íbamos descubriendo era a través de sus ojos y bajo su perspectiva, con lo que eso no ha ayudado.

Tampoco me puedo escudar en que buscaba un thriller, porque adoro la literatura con toques de fantasía, pero en este caso creo que los elementos surrealistas no están bien integrados con el resto y me ha parecido un cúmulo de ideas extrañas, mezclando apariciones, con magia negra, suspense… que en conjunto no me ha resultado creíble.

No sé, puede que haya sido eso, pero lo cierto es que, a pesar de querer avanzar para saber hacia dónde nos llevaba Nesbø la sensación final no ha sido positiva.

Como siempre digo, no todos tenemos los mismos gustos y quizá este no ha sido para mí, pero cualquier otro lector disfrute de su lectura. Por mi parte, esperaré con ganas el siguiente trabajo de este gran escritor que seguro que me sigue haciendo disfrutar en el futuro.

Marta Pérez

Título original: Natthuset
Título: La casa de la noche
Autor: Jo Nesbø
Traductora: Lotte Katrine Tollefsen
Editorial: Reservoir Books
Páginas: 304
Género: terror
Fecha de publicación: enero 2024

3 comentarios sobre “La casa de la noche – Jo Nesbø

  1. Quizá soy muy maniático, pero apenas comienzo con la lectura de este libro y ya hay algo que me molesta. Cuando los bravucones golpean al héroe en el bosque y él regresa a casa de la biblioteca sus padres adoptivos no mencionan sus golpes ni el miraron del ojo.

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    1. Hola Luis Bernardo, gracias por tu comentario.

      No, no creo que seas muy maniático, ya he comentado que, por desgracia, este ha sido el único trabajo de Nesbo que no me ha convencido. Y uno de los mayores problemas que tuve fue que no me resultaba creíble nada de lo que me contaba. No me importa el componente sobrenatural, leo muchas cosas de fantasía, pero aquí las cosas que sucedían me chirriaban constantemente.

      Está claro que hasta los más grandes de vez en cuando no están a la altura.

      Un saludo

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