Sigue el vuelo del Gavilán y su periplo para convertirse en el hechicero más poderoso de todo el archipiélago en Un mago de Terramar, escrito por la autora estadounidense Ursula K. Le Guin (California, 1929 – Oregón, 2018).
LOS INICIOS DEL GÉNERO
Le Guin comenzó a gestar esta novela allá por 1966. En esta época, la fantasía como género per se estaba aún en pañales. Ya existían grandes obras tales como las aventuras de Merlín o El señor de los anillos. Sin embargo, el resto de fantasía que se publicaba se hacía como cuentos infantiles, salvo contadas excepciones. Mujer todoterreno en el ámbito de las letras –fue escritora de numerosos géneros, guionista, periodista, crítica literaria y podríamos seguir–, recibió la petición por parte de un editor de que escribiera una novela enfocada a un público adolescente. Al principio rechazó la idea. «¿Escribir para una edad concreta? No, gracias». Hasta que cayó en la cuenta de que la literatura no tiene edad, y cualquier libro se puede leer en cualquier momento de tu vida, sin importar cuántas veces hayas soplado las velas en una tarta. Y así el Gavilán desplegó sus alas.
No solo ofreció una historia original, sino que también rompió con varios estereotipos de forma muy sutil y casi de pasada. El mago protagonista deja de ser el arquetipo de viejecito blanco con barba larga y nos centramos en su infancia. Gandalf y Merlín también fueron niños, pero sus aventuras hasta llegar a ser maestros de la magia son un misterio. No os voy a contar nada del aspecto físico de Gavilán ni de otros personajes –de hecho, ni os he dicho su nombre real–, eso lo descubriréis con la lectura, pero no deja de ser sorprendente en la década en la que el libro vio la luz.
INICIANDO UN VIAJE
Le Guin nos trae una narración ágil, directa al grano. Tiene mucho que contar en apenas doscientas páginas y no hay hueco para el relleno. El primer libro de la saga está centrado en los orígenes del mago más poderoso de Terramar. Y no empieza realmente con buen pie puesto que, ¿qué adolescente tiene la cabeza perfectamente amueblada? En un solo tomo ya podemos atisbar la evolución del personaje y su desarrollo personal.
Esta búsqueda de sí mismo la hará por todo el archipiélago de Terramar. En todo libro de fantasía, la creación del mundo puede ser casi tan importante como los personajes o la trama. Lo primero que hizo la autora fue dibujar un mapa de todas las islas, les dio nombre y las pobló de vida y gente. Y poco a poco, libro a libro, fue descubriéndolas acompañando a Gavilán en su travesía.
Y no solo Gavilán aprende algo en el transcurro de las páginas. Personalmente me ha enseñado el poder del equilibrio. Es necesario encontrar ese balance entre deber y placer, el trabajo y el tiempo libre, toda luz tiene su oscuridad y de una situación negativa podemos sacar una lección que nos hará evolucionar.
Encender una vela es proyectar una sombra.
UN EJEMPLO PARA LA POSTERIDAD
Hasta que no he leído a Le Guin no me he dado cuenta de la influencia que tuvo en otros autores más contemporáneos. J. K. Rowling saltó a la fama con las aventuras de un niño mago que fue marcado por el enemigo desde su nacimiento; Christopher Paolini y su mundo de Eragon guardan numerosas similitudes con Terramar; Rothfuss y la historia de Kovhe contada a posteriori a modo de memorias en El nombre del viento… Las comparaciones pueden ser infinitas. Pero lo que está claro es que Le Guin abrió una puerta donde entonces solo había una rendija e inspiró a muchos otros a narrar sus propios relatos de dragones.
Como apunte, quiero aclarar que esta reseña es solo del primer volumen de la historia, Un mago de Terramar. Actualmente, el libro está descatalogado individualmente, pudiéndose comprar junto con el siguiente, Las tumbas de Atuan bajo el título Historias de Terramar I, publicado por Booket.
Título original: A Wizard of Earthsea
Título: Un mago de Terramar
Serie: Historias de Terramar 1
Autora: Ursula K. Le Guin
Traducción: Matilde Horne
Editorial: Minotauro
Páginas: 222
Género: Fantasía juvenil
Fecha de publicación: junio 2004
Uf lo leí hace tantoooo tiempo que me has dado muchas ganas de releer a LeGuin! Seguro que ahora le veo mucho más que la aventura que ya disfruté en la primera ocasión porque claro, cuando lo leí aún no estaban ni Harry ni Kvothe… ni muchos otros que he leído después claro.
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Me quedé asombrada de la influencia que tuvo en la fantasía actual. Gracias por leerme!
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