Antes de que Drácula extendiera su capa y su fama en 1897, ya había una vampiresa rondando los castillos sombríos de Europa con sed de sangre y de afecto femenino. Carmilla, publicada en 1872 por el autor irlandés J. Sheridan Le Fanu (Dublín, 1814 – Dublín, 1873), es una joya del terror gótico que no solo se anticipa al mito moderno del vampiro, sino que lo tiñe con un erotismo sutil y deliciosamente transgresor para su época.
Laura, nuestra ingenua y encantadora protagonista, vive una existencia tranquila con su padre en un castillo hasta que aparece Carmilla, una joven misteriosa que ha tenido un accidente de carruaje justo a las puertas del castillo. La madre de la muchacha la deja al cuidado de la familia y se marcha. A partir de su llegada, se desata una relación intensa y ambigua entre ambas, por medio de confesiones susurradas, caricias casi furtivas y sueños perturbadores. Mientras tanto, la salud de Laura empieza a deteriorarse y a su alrededor se multiplican los indicios de una presencia oscura y hambrienta.
Nos llega la historia a través de los ojos de Laura. Vive recluida junto a su padre, casi aislada del mundo, lo que la convierte en una protagonista perfecta para el influjo de Carmilla. Anhela afecto, emoción, le atrae lo desconocido. Descubrimos la fascinación y temor que siente por su amiga. Laura representa el conflicto entre lo socialmente aceptado y lo que el corazón le susurra en secreto. Su evolución es sutil pero profunda.
La parte oscura del relato nos viene de la mano de Carmilla, uno de los personajes más sugerentes del imaginario vampírico. Es una figura enigmática, increíblemente bella, de modales refinados y mirada hipnótica. Su encanto no es solo sobrenatural. Lejos del monstruo típico, es una muchacha compleja, melancólica, solitaria, atrapada en su propia naturaleza.
La relación emocional y con toques románticos entre las dos es revolucionaria. En un siglo XIX marcado por la represión, Le Fanu se atrevió a sugerir, aunque de forma algo velada, un vínculo que transciende la amistad.
La ambientación es muy atrayente, un castillo viejo, alejado de todo, con la niebla que se cuela por las ventanas, las noches eternas y un bosque que murmura secretos al anochecer. El autor nos sumerge en una atmósfera espesa donde lo sobrenatural no estalla de golpe, sino que se insinúa lentamente, como una sombra que se alarga con el tiempo.
Carmilla ha sido adaptada al formato de Lectura Fácil, un proyecto inclusivo que busca que la literatura esté al alcance de todos. Esta versión adapta el lenguaje y la estructura del texto para que resulte más compresible, sin perder la esencia de la historia ni su atmósfera envolvente. La tipografía es muy clara, con un interlineado amplio para facilitar la lectura y con un glosario en la misma página de las palabras más complejas.
Este tipo de adaptación está pensada para personas con dificultades de comprensión lectora, ya sea por discapacidad intelectual, trastornos del lenguaje o demencia. También para personas extranjeras que estén aprendiendo nuestro idioma o para centros educativos para inculcar el placer de los libros a jóvenes sin abrumarlos con extensos textos.
La adaptación no simplifica la lectura en el mal sentido, sino que la abre, la comparte y la pone al alcance de quienes suelen quedarse fuera de estos universos narrativos. Carmilla, con su historia inquietante y su carga emocional, es una obra ideal para este tipo de proyecto, tiene todo lo necesario para atrapar incluso con un lenguaje más directo. Además, está acompañado de unas ilustraciones maravillosas hechas por Marta Ponce Delgado.
Este relato merece más que un rincón oscuro en la biblioteca. Es una obra pionera, provocadora y, a día de hoy, deliciosamente vigente. Porque todo el mundo tiene derecho a disfrutar de una buena historia de vampiros y de un amor sincero.
Título original: Carmilla
Título: Carmilla
Autor: J. Sheridan Le Fanu
Adaptación: Rocío Molero Antón
Editorial: Lecturia
Páginas: 160
Género: terror
Fecha de publicación: mayo 2025
