Blackwater III: La casa – Michael McDowell

Si los dos primeros libros de «Blackwater» fueron una inmersión lenta pero fascinante en las aguas turbias del sur gótico estadounidense, La casa es cuando ya te das cuenta de que no hay vuelta atrás. Aquí la saga se asienta —literalmente—, y no solo porque se construya una casa, sino porque los personajes, los misterios y las tensiones ya están tan bien tejidos que sientes que forman parte de tu vecindario, uno bastante siniestro, por cierto.

Michael McDowell (Filadelfia, 1950 – Boston, 1999) sigue jugando con esa mezcla perfecta de realismo sureño y horror sutil que no grita, pero sí susurra cosas que te hacen mirar dos veces bajo la cama. En este volumen, el foco gira con elegancia hacia la ambición, el legado y los hilos invisibles que unen, o estrangulan más bien, a una familia. Y aunque no hay spoilers aquí, te adelanto que las raíces del relato ya están hundidas profundamente en la tierra húmeda de Perdido, Alabama.

La atmósfera sigue siendo uno de los grandes triunfos de la saga. El sur profundo, postguerra, lleno de mosquitos, algodón, secretos y supersticiones. La lluvia nunca cesa del todo, el río Blackwater lo vigila todo, y uno siente que hasta las paredes de las casas escuchan. El escritor consigue que el entorno no sea solo un escenario, sino un personaje más: pegajoso, amenazante, embriagador. La opresión no solo viene del clima, sino del peso de lo no dicho y lo que se esconde tras las apariencias.

En este punto de la saga, los personajes principales ya están establecidos, pero es ahora cuando empiezan a mostrarse con matices más definidos. Mary-Love, la matriarca, continúa siendo un personaje tan deliciosamente manipulador que uno no sabe si amarla o desear que se tropiece con su propio ego. Elinor, esa figura enigmática e imperturbable, sigue manejando su propio juego, con una calma que desconcierta. La tensión entre estas dos mujeres es una delicia para los lectores.

Los hombres de la familia, Oscar, Bray y compañía, orbitan alrededor de estas dos fuerzas femeninas, atrapados entre el deber, el deseo y lo inexplicable. Y no, no es una saga feminista en el sentido moderno, pero sí es una historia donde las mujeres mandan, sin pedir permiso. Los personajes evolucionan de manera natural, casi imperceptible, pero si los comparas con los inicios en La riada, percibirás que ya no son los mismos que eran.

McDowell escribe con una prosa clara, directa, sin florituras, pero cargada de intención. No necesita recurrir a escenas de horror explícito para que sientas escalofríos. La historia avanza con ritmo constante, sin paja, y siempre con esa sensación de que hay algo más bajo la superficie. Como el río mismo: parece tranquilo, pero guarda secretos oscuros en el fondo.

La casa gira en torno a la construcción de una nueva vivienda, pero lo que se construye en realidad son nuevas alianzas, resentimientos y peligros. El título es simbólico y literal: construir un hogar también es construir poder, marcar territorio, declarar intenciones. Pero como todo en «Blackwater», nada es tan sencillo. A medida que se levantan los cimientos, también se tambalean viejos equilibrios. Nuevas tensiones emergen, ciertas presencias se hacen más fuertes, y lo sobrenatural, aunque siempre contenido, sugerido, sutil, envuelto en normalidad; empieza a hacerse notar.

Y después de este final, me pregunto hacia dónde nos encamina el señor McDowell, porque el sorpresón ha sido mayúsculo. ¿La solución? Leer La guerra y ver cómo prosigue.

Mariki García

Título original: Blackwater III: The House
Título: Blackwater III: La casa
Saga: Blackwater 3
Autor: Michael McDowell
Traductor: Carles Andreu
Editorial: Blackie Books
Páginas: 272
Género: terror
Fecha de publicación: marzo 2024

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