Siempre me hace especial ilusión leer libros escritos por autores de mi ciudad y si también están ambientados aquí, pues es un plus, no lo voy a negar. Vallesordo de Jonathan Arribas cumple los dos requisitos, ópera prima de un autor jovencito que me ha dejado muy buen sabor de boca y al que le auguro un gran futuro literario.
El protagonista de esta historia es Nico, un niño de diez años que nos narra en primera persona un verano. ¿El mejor de su vida hasta entonces? Podría ser. Lo que sí fue el inicio y el final de una etapa.
Lo que más destaco en esta novela es la prosa del autor. La voz del protagonista es claramente la de un niño, la forma de expresarse, el cómo interpreta las cosas que le pasan o las que suceden a su alrededor, su forma de ver el mundo con esos ojos abiertos a nuevas experiencias. Esa imaginación que hace que pueda pasar de la cocina de su casa a un bosque con hadas. Todo eso lo consigue Arribas de forma natural y, aparentemente, con facilidad.
Nico es entrañable, sufres y te ríes con él. Mucho, muchísimo me he reído con sus ocurrencias, con el detalle en el que te explica cosas tan cotidianas como un retortijón de tripa y todo lo escatológico que viene después. Pero Nico es especial, es un niño al que le encanta bailar, y de ahí su obsesión con Fama, ¡a bailar!, el programa televisivo que triunfó hace veinte años. Por eso Nico tiene que aguantar burlas e incomprensión a su alrededor.
No es una novela triste, porque sí, hay burlas, pero también nuestro pequeño bailarín está muy bien protegido por grandes amigos que siempre están a su lado. En su familia, que se desmorona por momentos, brilla su abuela que es el pilar que lo mantiene todo a flote.
Jonathan nos habla de la vida misma, no hay hechos extraordinarios ni grandes giros, pero te atrapa con esa voz infantil llena de frescura y espontaneidad y consigue trasladarte a ese pequeño pueblo de Zamora, a ese verano en que un niño soñaba con bailar mientras en su casa los problemas iban creciendo. Ese niño que poco a poco va dando el paso definitivo que dice adiós a la niñez y se va convirtiendo en adulto. Es el descubrimiento de la sexualidad, la necesidad de cariño, el ir entendiendo los problemas adultos.
Nico no juzga todavía lo que sucede a su alrededor, simplemente observa lo que sucede y, a veces lo entiende, y otras no y actúa por inercia, porque es lo que cree que debe hacer en ese momento.
Es un viaje al pasado, a aquellos veranos que todos disfrutamos de alguna manera, a las risas compartidas con los amigos, a las charlas de los adultos que tú escuchabas y comprendías más de lo que ellos pensaban. Una historia cotidiana y cercana, contada sin prisa, haciendo énfasis en los pequeños detalles que detrás esconden un gran mensaje.
Quizá, según la vas leyendo tengas la sensación de que se queda un poco corta y nos gustaría un poco más de profundidad, pero a lo mejor, entonces Vallesordo dejaría de ser esa historia fresca que te remueve un poco por dentro, te acaba dejando una sonrisa en la boca y según la vas reposando, entiendes que así, como está, es una gran historia.
Me entraron ganas de tirarme encima de ella y llenarla de besos, pero me aguanté, porque a los mayores les gusta un poco de alegría, pero si es mucha alegría se hartan y te dicen quita, no me agobies, que me agobias.
Título: Vallesordo
Autor: Jonathan Arribas
Editorial: Libros del asteroide
Páginas: 216
Género: narrativa
Fecha de publicación: enero 2025

Me ha gustado mucho🌹
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Es una pequeña joyita
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