Qué ganas tenía de una lectura como Amberwell, tranquila, sosegada, en la que al mismo tiempo te parece que no pasa nada, pero pasa toda una vida, o varias. D. E. Stevenson (Edimburgo, 1892 – Reino Unido, 1973) nos regala la historia de una casa y la de sus ocupantes en una novela coral, con gran carga sentimental y una buena dosis de humor.
Conocí a Dorothy Emily Stevenson a raíz de su saga más famosa, «los libros de la señorita Buncle», que son tremendamente divertidos y que no dudo en recomendar, sobre todo el primero. Pero Stevenson tuvo una carrera muy prolífica llegando a publicar cerca de cincuenta trabajos y eso que tuvo que escribir a escondidas mientras vivió en casa de sus padres, pues estos no solo no aprobaban su afición literaria, sino que le prohibieron cumplir su deseo de acceder a la Universidad.
Como siempre que leo algún libro de alguna escritora no contemporánea, me gusta indagar un poco en su vida y lo cierto es que no puedo más que quitarme el sombrero ante ellas por la valentía y tesón que demostraron a la hora de conseguir realizar sus sueños. Y mi más sincero agradecimiento por lo que lograron para que las mujeres hoy en día tengamos los derechos que tenemos.
Amberwell es la casa que la familia Ayrton construye en Escocia en el siglo XIX y donde viven generación tras generación. Entre ellos se instaura la tradición de que cada heredero añada un elemento al lugar para que perdure en el tiempo. Así van añadiendo jardines, invernaderos, etc. Cuando la casa entra en poder de los Ayrton en los que Stevenson pone su foco, la decisión que toman es la de añadir un estanque de nenúfares con una fuente.
Pero no os preocupéis que todo esto en el libro queda también resumido en unas pocas páginas y pronto nos centraremos en los personajes que habitaban la casa en los años 30 del siglo XX, una familia con sus cinco hijos a los que veremos crecer, irse para labrarse un porvenir, pero siempre regresando a esa casa que parece que les da energía y es el nexo de unión de todos.
Como he dicho es una novela muy coral, no en vano, los Ayrton que ocupaban Amberwell en el momento de iniciar esta historia eran siete, más el servicio, que también tiene su protagonismo. Disfruto mucho de este tipo de obras en las que hay momentos en los que te da la sensación de que no sucede nada relevante y un capítulo gira en torno al hallazgo de un platito de porcelana en su jardín. Pero lo cierto es que la historia cubre aproximadamente dos décadas de vida en estas personas y, entre ellas, se nos narra cómo afectó la II Guerra Mundial a cada uno de sus personajes.
Me ha resultado muy interesante ser testigo de los efectos que la guerra tuvo en familias acomodadas como la de los Ayrton, aspecto que no se suele ver en novelas que tienen como temática este conflicto bélico. Cómo tuvieron que salir adelante los que se quedaron en sus casas, aparentemente ajenos a la batalla en sí.
Viviremos momentos difíciles, otros divertidos y otros harán que nuestros ojos brillen con la felicidad que nos transmiten los personajes.
Desde el Sr. Gray, el jardinero, hasta Anne y Nell, las dos hijas pequeñas de la familia, que son quienes más protagonismo tienen, todos los personajes nos robarán el corazón y están perfilados hasta el más mínimo detalle.
Pero sobre todo he disfrutado viendo cómo cada personaje crecía e iba madurando. Cada uno necesitando su propio tiempo y ritmo y cómo poco a poco esos niños que correteaban por los jardines de Amberwell se convertían en adultos.
Un breve apunte sobre la magnífica traducción de Concha Cardeñoso, con algunas notas a pie de página muy interesantes.
Unos personajes inolvidables, una casa como testigo de las vidas de todos y un estilo narrativo impecable y con el sentido del humor justo, han hecho de Amberwell una de esas lecturas que va directa a mi top del 2025.
Título: Amberwell
Autora: D. E. Stevenson
Traductora: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Editorial: Alba
Páginas: 381
Género: narrativa
Fecha de publicación: noviembre 2024
