El fractal: los hijos sin luz, escrito por M. S. Estela, es una inmersión cautivadora en un futuro postapocalíptico donde la tecnología, la inteligencia artificial (IA) y los dilemas éticos son el eje central de una sociedad reconstruida a partir de los escombros de la humanidad. Ambientada en un mundo devastado y transformado por la Gran Guerra, la historia nos sitúa en el año 2523 en ciudades tecnológicas que se alzan como bastiones de esperanza en un paisaje desolado.
Nuestra protagonista es Virginia, una superviviente en un entorno donde la civilización tal como la conocemos ha desaparecido, pero la tecnología ha evolucionado hasta niveles inimaginables. En su viaje, ella y otros personajes interactúan con máquinas inteligentes y robots, incluidos los fascinantes robots arácnidos, que no solo construyen, sino que protegen las nuevas urbes. Estos elementos tecnológicos, junto a los hologramas que inundan las ciudades y los vehículos de plasma que las recorren, crean un mundo de ciencia ficción vívido y visualmente impactante, donde el progreso y la supervivencia conviven en un delicado equilibrio.
El tema central de la novela, más allá de su entorno futurista, es la interacción entre los humanos y la inteligencia artificial, que tan de moda está últimamente. A través de los dilemas éticos a los que se enfrenta Virginia, el libro invita a reflexionar sobre cuestiones profundas como la consciencia, la autonomía de las IAs y los límites de la humanidad en un mundo donde lo tecnológico parece dominar. A medida que avanza la trama, se exploran las implicaciones de depender tan profundamente de estas máquinas, así como el coste emocional y psicológico que esto tiene en los personajes.
Uno de los grandes aciertos de la autora es la forma en que retrata un mundo altamente tecnológico sin deshumanizar a sus personajes. A través de Virginia y sus compañeros, podemos sentir el conflicto interno entre la necesidad de avanzar tecnológicamente para sobrevivir y la lucha por mantener una conexión con lo que una vez fue la humanidad. El personaje de Virginia es especialmente intrigante, pues sus experimentos consigo misma, y la forma en que estos afectan su percepción y sus sentidos, plantean preguntas interesantes sobre los límites del cuerpo humano y su fusión con lo artificial.
La estructura narrativa de la novela es ágil, con un ritmo donde la tensión va creciendo por momentos. Los giros inesperados, especialmente hacia el clímax, enriquecen una trama ya de por sí compleja y llena de matices. Estela consigue crear una distopía que, aunque profundamente futurista, resulta cercana en su tratamiento de temas contemporáneos como la dependencia tecnológica y los peligros de delegar demasiada responsabilidad en la IA.
En ocasiones, el libro tiene momentos en los que la exposición y los datos técnicos pueden ser algo densos, especialmente en las descripciones tecnológicas más detalladas, aspecto que me ha hecho recordar mi paso por el instituto por la rama de ciencias. Si bien la primera mitad del libro puede parecer algo más lenta en términos de acción, la segunda parte lo compensa, ofreciendo un final cargado de emoción y reflexión.
Una lectura que se sale de mi zona de confort, pero con el que he pasado un rato agradable y que me ha hecho reflexionar sobre temas poco cotidianos. Además, como plus, salen mariquitas y con un significado oculto que me ha hechizado.
Título: El fractal: Los hijos sin luz
Autora: M. S. Estela
Editorial: Uno Editorial
Páginas: 292
Género: ciencia ficción
Fecha de publicación: junio 2024
