Para empezar tengo que decir que no suelo leer mucha novela gráfica ni cómic, no es un género que atraiga mucho, siempre me parece que se queda corta la parte de narrativa, pero como me gusta leer un poco de todo, cuando me recomendaron Lo que más me gusta son los monstruos de Emil Ferris (Chicago, 1962) decidí darle una oportunidad, y creo que se va a convertir en una de las mejores novelas que he leído.
En cuanto a la parte visual, el libro es una obra de arte. Emil Ferris, la autora, nos deja con la boca abierta con unas ilustraciones maravillosas. Está escrito a modo de diario por su pequeña protagonista y no le faltan las rayas ni los agujeros de las anillas que hacen que cada página parezca una cudernillo de estudiante. Ferris hace todo un homenaje al cine de terror, serie B, y a las revistas Pulp de monstruos, no hay que olvidar que a Karen, nuestra pequeña protagonista, no solo le fascinan los monstruos sino que quiere ser uno, así que la sangre está muy presente en todo el libro. Pero también se atreve con los clásicos del arte y reproduce obras de Georges Seurat, Kitakawa Utamaro, Delacroix… hasta un Goya, y en cada una de estas obras se apoya la autora para dar una explicación simbólica a las preguntas que esta niña lobo se hace sobre la vida.
En cuanto a la parte narrativa, me parece que no se queda para nada corta, a quien le guste leer, encontrará una narración perfecta, donde no sobra ni falta nada. Y bajo esta historia, donde Karen se disfraza “textualmente” de detective estilo Bogart, con su sombrero y gabardina gris, para investigar la muerte de Anka su vecina de arriba, Ferris aborda temas como el bullying, el Holocausto judío y la Alemania nazi, el racismo, la homosexualidad, la marginalidad de vivir en un barrio pobre, el cáncer…
Karen vive en una familia donde su padre no se sabe dónde está y donde su hermano es querido y buscado por todas las mujeres y a la vez es temido por todos. Un hermano, Deeze, que vive atormentado por un secreto de algo que hizo en el pasado pero que intenta proteger a Karen de todo y de todos e intenta inculcarle su amor por el arte y por el dibujo.
Anka, la vecina de arriba, que aparece muerta en extrañas circunstancias, es una superviviente judía en la Alemania nazi. Conoceremos su triste y dura historia y cómo consiguió escapar de allí. Mientras, Karen intenta encontrar en su pasado alguna pista que le ayude a resolver su muerte. En ese camino entre el pasado de Anka y el presente en los barrios más marginales de Chicago en los años 60, Karen se va encontrando con personajes de lo más pintorescos y va descubriendo cosas sobre su familia y sobre sí misma que no sé si le llevarán a descubrir qué le pasó a Anka, pero le están ayudando en su difícil paso de la infancia a la adolescencia, porque este libro es ante todo la historia de superación de una niña diferente a ojos de los demás y que lucha por buscar su sitio en el mundo.
La única pega que se le puede poner es que no tiene final cerrado y hay que esperar a su continuación para saber el desenlace de esta maravillosa y dura historia.
Por último, quisiera comentar que merece la pena echar un vistazo a la biografía de la autora, que escribió esta novela como parte de su terapia para recuperar la movilidad de parte de su cuerpo tras sufrir una grave enfermedad.
Título Original: My Favorite Thing is Monsters
Título: Lo que más me gusta son los monstruos
Autora: Emil Ferris
Traductora: Montserrat Meneses Vilar
Editorial: Reservoir Books
Páginas: 416
Género: novela gráfica
Fecha de publicación: abril 2018

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