Hay ocasiones en las que un libro nos ronda y se nos pone delante de los ojos para que le demos una oportunidad una y otra vez, pero por el motivo que sea lo vamos dejando pasar y pasar. Esto me lleva pasando con Memento mori del escritor vallisoletano, César Pérez Gellida, desde que se publicó. Me atraía y repelía a partes iguales. Ahora, por fin, después de que sus últimos trabajos se colaran entre mis mejores lecturas durante tres años seguidos, había llegado el momento de darle una oportunidad a la novela con la se dio a conocer y, no solo no me ha defraudado, sino que es probable que también ocupe un lugar alto en mi top de 2023.
El cuerpo de una joven es hallado sin vida en un parque de Valladolid, el encargado de la investigación es Ramiro Sancho, inspector de homicidios en la ciudad pucelana. Que en la escena del crimen hayan encontrado un poema les lleva a pensar que no están ante un crimen pasional y que puede que se tengan que enfrentar a un asesino en serie.
Este sujeto no es otro que Augusto Ledesma, un sociópata inteligente, frío y calculador y que pondrá en jaque a todo el cuerpo de policía. Tanto es así, que necesitarán ayuda externa para cazarle y esta llega en la persona de Carapocha, un psicólogo criminalista y todo un personaje, quizá el mejor de toda la novela y eso es mucho decir, ya que los personajes son el punto fuerte de Memento mori.
Podríamos decir que la novela negra o policíaca se divide en dos tipos, uno en el que no se sabe quién es el asesino y el lector va sospechando de todo quisqui y dando palos de ciego al mismo tiempo que la policía; y un segundo, en el que el lector conoce de antemano quién es el asesino y disfruta de la historia como si de un partido de tenis se tratara, viendo los avances de unos y otros, los fallos, los aciertos y comiéndose hasta los nudillos de las manos por ver quién consigue cada tanto. Memento mori se encuentra en este segundo lugar y Augusto y Sancho son dos dignos adversarios que nos harán disfrutar de un thriller de alta tensión, con giros inesperados y un muy buen ritmo.
Como he comentado antes, el punto fuerte sin duda es la creación de personajes. Ramiro Sancho es un protagonista con carisma, duro pero vulnerable. Augusto un sociópata de manual, meterte en su mente es algo repulsivo, ver cómo se comporta, cómo elimina cabos sueltos sin dudar. Pero quien me ha robado el corazón ha sido Carapocha, un personaje inquietante, que lo mismo te hace soltar una carcajada que te dan ganas de darle una colleja.
La prosa de Gellida es excelente. Cuidada al mínimo detalle, recreándose en detalles, adornando cada frase, sin dejar nada fuera de su control.
En esta ocasión, además, nos incluye una banda sonora que siempre es un plus, escuchar cada una de las canciones propuestas durante la lectura te acerca más a los personajes y a su entorno. Además, salvo alguna cancioncilla o grupo con el que no he conectado, el resto han sido completamente de mi agrado.
Para finalizar el “pero”, porque casi siempre hay un “pero”, en este caso ha sido el final, demasiado abierto para mi gusto y quizá un poco precipitado. Y, ¿qué significa que no quede todo cerrado? Pues que me obliga a incluir entre mi gigantesca pila de pendientes el siguiente libro de la trilogía «Versos, canciones y trocitos de carne», Dies irae.
Por último añadir que hace unas semanas finalizaba el rodaje de la que será primera temporada de Memento mori, una serie que verá la luz a finales de año o principios del que viene en la plataforma Amazon Prime.
Cuatro son los libros de César que he leído, cuatro lecturas se han colado en mi top de favoritas anual. Creo que no hay ninguna duda de que merezco formar parte de los gellidistas desde ya mismo.
Título: Memento mori
Trilogía: Versos, canciones y trocitos de carne I
Autor: César Pérez Gellida
Editorial: Suma
Páginas: 584
Género: thriller
Fecha de publicación: febrero 2013